El
hombre más rico de la República Dominicana, de origen español, expone
sus teorías sobre la crisis económica en una entrevista concedida a
Natalia Vaquero, de Epipress, y publicada en varios medios digitales de
España.
Por considerarlo de interés para nuestros lectores, El Día reproduce el texto íntegro de la entrevista.
La
austeridad ha marcado la vida de José Luis Corripio Estrada, “Pepín”,
Corripio, (Villaviciosa, Asturias,1934), el magnate de los medios de
comunicación de la República Dominicana que imparte conferencias por
todo el mundo sobre la crisis que dio al traste con un modelo económico
basado, según relata, en el despilfarro.
“Es
mucho más difícil administrarse con prudencia en épocas de bonanza que
en periodos de penuria”, reflexiona el Murdoch de las Antillas, un
hombre, hijo único, que convirtió en todo un imperio el pequeño negocio
de alimentación que fundó su padre en Santo Domingo durante la década de
1920 para huir de la pobreza de España.
El
grupo Corripio gestiona ahora desde empresas de la construcción hasta
fábricas de pinturas. Sin embargo, la joya de la corona de este emporio
son tres periódicos nacionales, tres cadenas de televisión y dos
emisoras de radio que hacen que Corripio, además de inmensamente rico,
sea uno de los hombres más poderosos del Caribe. ‘Pepín’ y su esposa,
Ana María Alonso, mantienen la nacionalidad española y una fabulosa
finca en Asturias. Sin embargo, tienen muy claro que su última morada
será un panteón familiar en la isla que Cristóbal Colón bautizó como La
Española en 1942. La charla en exclusiva con Epipress se produce en un
austero despacho de la capital dominicana.
Antes de sentarse, ‘Pepín’ Corripio bebe un vaso de agua con sal.
-¿Un vaso de agua con sal?
-Es lo que tomo siempre que me siento afónico después de correr.
-¿Corre usted con casi 80 años a cuestas?
-Entre 10 y 12 kilómetros diarios al trote desde 1965.
-¿Qué ocurrió en esa fecha para que se pusiese a correr?
-Fue
el año de la Revolución de Abril. No había mucho que hacer porque el
conflicto civil paralizó la actividad económica de la isla. Tenía mucho
tiempo libre y decidí llenarlo con ejercicio. Desde ese momento mejoró
mi ánimo y la actividad física se ha convertido ya en una necesidad.
Cuando empecé a correr la gente pensaba que estaba loco.
-¿Fue también una locura el viaje que hizo su padre con tan sólo 13 años desde España a la República Dominicana?
-No,
eso fue por necesidad. Mi padre emigró en 1921, en barco y en tercera
clase porque no había cuarta. Se vino a la República Dominicana con la
pobreza a cuestas y a trabajar con otros asturianos. Cuatro años más
tarde ya había ahorrado 3.000 dólares con los que montó un negocio de
comestibles. En España, en aquella época, emigrar era la solución para
combatir la pobreza.
-Ahora también son muchos los españoles que emigran.
-Es otro tipo de emigración. La crisis de hoy en día es una crisis de abundancia. En 1921 era pobreza.
-¿Una crisis de abundancia?
-José Luis Corripio: “No hemos sabido administrar con prudencia lo logrado durante la bonanza”
-No
supimos administrar lo logrado durante la época de bonanza. Si
hubiésemos leído el primer libro de economía de la historia hubiésemos
evitado esta crisis.
-¿Qué libro es ese?
-Es
el pasaje de los siete años de las vacas gordas y siete años de las
vacas flacas del Antiguo Testamento. Es mucho más difícil administrarse
con prudencia y austeridad en épocas de bonanza que en periodos de
penuria. La pobreza te impone esa austeridad y la abundancia te lo deja
como opción.
-A usted no le va nada mal, ¿es un hombre austero a pesar de su riqueza?
-No
necesito lujos aunque vivo con más comodidades de las que nunca pensé
tener. Vivo mejor de lo que vivía en la época de mi infancia, cuando
bordeaba la pobreza, pero cada vez soy más prudente al administrar el
dinero y, por ejemplo, llevo con el mismo coche desde hace más de 10
años.
-¡Pero si usted es el hombre más rico de la República Dominicana!
-No
se crea todo lo que dicen de mí los periódicos, incluso si lo dicen los
periódicos que son míos.En mi familia hemos establecido una tesis: la
de la pobreza artificialmente inducida. Siempre limitamos nuestros
gastos y nuestro derroche.
-La austeridad puede rayar con la tacañería.
-¡No,
no! Yo sólo hago con mis cuatro hijos lo mismo que hicieron mis padres
conmigo. Fui hijo único y pude haber sido un botarate pero no se me dio
esa oportunidad porque me obligaron a estudiar y a trabajar. Mis padres
me enseñaron que las cosas no valen lo que cuestan, sino el trabajo que
da conseguirlas con el esfuerzo. Yo no tuve mi primer aire acondicionado
hasta que cumplí los 28 años.
-Y supongo que porque usted comenzó a venderlos.
-Efectivamente. Si no, ¡Dios sabe cuándo me hubiese permitido el lujo de instalar uno en casa!
-¿Es usted un hombre muy religioso?
-Soy
religioso sin fanatismos. Lo que siempre he hecho es tratar de predicar
con el ejemplo y educar a mis hijos en los valores del estudio y del
trabajo. Pienso además que en esa educación tiene que existir un mínimo
de coerción para que dé resultado.
-¿Un cachetón a tiempo?
-Pues
sí. Un mínimo de coerción es indispensable siempre y cuando la coerción
sea por el bien del coercionado y para no criar analfabetos ni
haraganes.
-¿Aplica usted medidas de coerción entre sus empleados?
-En
la empresa cuenta más la habilidad del administrador para elegir a las
personas de su equipo. Un buen vendedor no tiene por qué ser un buen
cobrador.
-¿Es usted más vendedor o cobrador?
-Las dos cosas, aunque cada vez soy más psicólogo para entender a las 12.000 personas que trabajan en el grupo Corripio.
-¿Qué es más importante para el éxito empresarial: la formación intelectual o el olfato innato para hacer negocio?
-Todo
es importante: la educación, el olfato, la persistencia y el trabajo.
Sin embargo, se logra más con trabajo y persistencia que con solo
formación intelectual. Muchos analfabetos, incluso gente como mi padre,
triunfaron sin una formación intelectual, por necesidad, y otros muy
preparados fracasaron en su intento de tener éxito.
-¿Cree usted en la suerte?
-A
la suerte hay que ayudarla. Nuestra empresa lleva más de 96 años en la
República Dominicana. Hemos crecido al tiempo que crecía el país y sin
temor a las muchas crisis que hemos vivido, desde la ocupación americana
hasta la dictadura de Trujillo y otras situaciones de inestabilidad.
-¿Qué recuerdos guarda de esa época de Trujillo?
-Fue
una dictadura férrea que duró 31 años. Empezó en 1930 y yo nací en
1934, pero a los seis años ya era capaz de respirar el ambiente de miedo
que se instauró. Recuerdo lo extremadamente prudente e inteligente que
fue mi padre en esa época.
-¿Qué hizo su padre?
-No
ser ni trujillista, ni antitrujillista. Trabajaba 14 horas al día los
siete días de la semana, así que no tenía tiempo para que le acusasen de
actividades políticas. Había mucho miedo, pero mi padre nunca trató de
acercarse al poder político en busca de ventajas. Esa es otra de las
lecciones que recibí de mi padre y que llevo a rajatabla.
-Pero serán muchos los políticos que se le acerquen atraídos por sus periódicos, radios y televisiones.
-Mis
periódicos tienen tal independencia que no parecen del mismo
propietario. También creo que el periódico objetivo es una falacia
porque tendría que editarse con las páginas en blanco, pero no recibo ni
acepto presiones de los políticos porque no tengo que pagar favores a
ninguno de ellos. Llevo con esta filosofía desde 1973, cuando inicié mi
aventura como editor.
-¿Cómo lleva esa “aventura editorial” en una época de crisis como la actual?
-Asistimos
a una revolución que hará que los periódicos de papel subsistan, pero
el crecimiento no estará ahí. Nosotros estamos integrando las
televisiones con los periódicos y tratando de que el periódico digital
crezca. La revolución es tan grande que de mis tres periódicos, el único
que ahora genera beneficios es El Día, que es el gratuito. Listín
Diario, del que soy el principal accionista, tampoco va mal porque tiene
123 años y aún tiene lectores muy leales. Esta revolución electrónica y
tecnológica a la que nos enfrentamos no se dará en todos los países al
mismo tiempo. En la República Dominicana funciona la distribución del
diario gratuito porque de 10 millones de habitantes que tiene, ocho
millones no pueden suscribirse a un digital. Hasta que la economía del
país mejore, nosotros apostamos por una mejor distribución de nuestro
gratuito.
-Le noto muy optimista ante esta crisis. Señor Corripio, ¿cuál ha sido la clave de su éxito empresarial?
-No
conozco otra fórmula que no sea el esfuerzo. Hemos trabajado a tiempo
completo todos los días del año y con una teoría sobre el capital muy
particular.
-¿Cuál es esa teoría?
-Pues que hay que tener muy claro que el capital es la parte no gastada de lo que has ganado.
(EL DIA)