En el último ejemplo de la extensión y
la capacidad de espionaje de los servicios de inteligencia
estadounidenses, este lunes se ha conocido que la Agencia Nacional de
Seguridad (NSA) de Estados Unidos y su homóloga
británica, el Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno Británico
(GCHQ) se han servido desde 2007 de aplicaciones para móviles, como Angry Birds o Google Maps, en su afán por recabar información personal de sus usuarios.
Así lo demuestran los últimos documentos filtrados por Edward Snowden y a los que han tenido accesoThe New York Times, The Guardian y la web Pro Publica.