Santo Domingo.-La muerte de un familiar es
desgarradora para cualquier familia. Y más cuando es un joven de 21
años, famoso, y en el que están puestas todas las esperanzas.
Un drama similar vivió la familia Rosario cuando la noche
del 18 de marzo de 1983 una tragedia marcó la vida de todos, cuando cayó
herido por una puñalada propinada por una bailarina la promesa
merenguera Pepe Rosario, quien más tarde falleció.
El hecho llenó de dolor a una familia que hoy, a más de 30 años de su
partida, todavía apaga la mirada y se entristece cuando de hablar de
esta historia se trata.
Relatando esta triste historia aparece el hermano de Pepe,
Rafa Rosario, quien aprovechó las investigaciones de Fausto Polanco para
su libro “Merengueros” para contar cada detalle de lo que tiene que ver
con esta muerte.
Rafa Rosario dice que quedó como un recuerdo imborrable en la familia Del Rosario Almonte la muerte de su hermano menor.
Cuenta que cerca de la medianoche amenizaban un baile y luego de que
Pepe Rosario, Toño, Rafa, Luis, Tony y Francis Rosario terminaran de
interpretar el tema “Las locas”, el pianista (Pepe) se tomó un descanso.
En ese momento tres mujeres se le acercaron. “Una de estas le reclamaba por algo, lo empujaron y se desató un forcejeo.
Esto motivó a que Pepe tratara de defenderse, pero de
inmediato una de ellas sacó un arma blanca de su bolso y lo apuñaló ”,
cuenta Rafa.
En el libro Rafa Rosario explicó que cuando la muchacha lo
hirió, Pepe le cayó atrás con una silla, pero se desplomó antes de
llegar a ella.
“Yo no vi el momento. Sólo pude ver cuando cayó al piso y de
inmediato fui donde él y me dijo: Una muchacha me hirió. Toño salió
corriendo gritando: Mataron a mi hermanito.
Las muchachas salieron corriendo y yo les caí atrás”, dijo Rafa.
Pura González, de 18 años, fue la joven que lo apuñaló y cuando los
hermanos pudieron alcanzarla le reclamaron explicar porqué actuó de esa
manera.
“Nosotros no le hicimos daño porque no pensamos que Pepe iba
a morir. Si nosotros vemos que nuestro hermano muere, las cosas no
hubieran terminado de esa manera”, dijo Rafa.
El joven fue ultimado con un cuchillo de cortar pan por la
bailarina Pura Rodríguez, de 18 años, quien según la Policía actuó
motivada por celos.
Tan pronto sucedió el lamentable incidente, se trasladaron a
un centro médico de La Romana donde no quisieron atenderlo, alegando
que el caso era de suma gravedad y que no estaban capacitados para
brindarle los primeros auxilios.
En el hospital de San Pedro
De ahí se dirigieron al hospital Jaime Oliver Pino del
Instituto de Seguros Sociales (IDSS), en San Pedro de Macorís. Allí sólo
le prestaron una ambulancia para trasladarlo a Santo Domingo.
“En San Pedro rentamos una ambulancia y tuvimos una
discusión con ellos, porque si no le dábamos dinero no lo llevarían a la
Capital. Se perdió un tiempo precioso en eso, pues no teníamos dinero,
pero llegó una amiga y pagó.
Después tuvimos que pararnos en una estación de combustible porque el vehículo no tenía para llegar a Santo Domingo”, dijo Rafa.
Médico practicante
También se quejó de que el médico que enviaron en la
ambulancia era un practicante inexperto, que no sabía tratar este tipo
de casos y actuó mal.
“Cuando Pepe convulsionaba, el joven médico le hundía las
manos en el vientre, pero Pepe estaba sangrando por dentro y cuando él
hacía esto, lo que hacía era hacerlo sangrar más”, precisó.
Rafa dijo que durante todo el trayecto, Pepe se mantuvo
consciente y hablando. Con palabras entrecortadas y muy baja, les pidió
que no lo dejaran morir.
“No, no tú no te vas a morir. Nosotros vamos a ser tan
grande como el ‘Conjunto Quisqueya’, así es que tú no te vas a morir en
este momento”, le dijo Rafa a su hermano pocos minutos antes de éste
fallecer.
En el Darío Contreras
Cuando llegaron a la Capital entraron al hospital Darío
Contreras, pero los médicos de este centro de salud lo enviaron al Luis
Eduardo Aybar, donde murió minutos después de llegar. Los galenos
intentaron reanimarlo, pero ya habían pasado tres horas del incidente.
La Familia Rosario, a pesar del transcurso del tiempo, nunca ha logrado reponerse de ese duro golpe.
“Uno se tranca… cuando hablo de eso me cierro”, dijo acongojado Rafa Rosario, 30 años después, sin poder pronunciar una palabra más.
“Uno se tranca… cuando hablo de eso me cierro”, dijo acongojado Rafa Rosario, 30 años después, sin poder pronunciar una palabra más.