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viernes, 25 de abril de 2014

Historia de la deuda externa en la Republica Dominicana desde el año 1866 hasta 1947

1866
El Presidente Buenaventura Báez dio nacimiento a la deuda externa RD con países Europeos. El gobierno dominicano contrajo un préstamo con Harmont & Company, una empresa privada propiedad de banqueros Ingleses. El préstamo se hizo por 420,000 libras esterlinas a una tasa del 6% de interés anual por un plazo de 25 años. Esto significó la inmediata hipoteca a favor de Edward Hartmont (el financiero que facilitó el préstamo) de los ingresos aduanales, los bienes nacionales, las minas de carbón, los bosques del Estado, y los depósitos de guano de la isla Alto Velo. 

En realidad, el Gobierno dominicano sólo recibió una parte del préstamo acordado, aparte de que Hartmont autorizó a un banco inglés a emitir bonos sobre la deuda por un valor superior en 337,700 libras al monto consignado en el contrato, mediante la colocación de bonos soberanos dominicanos en la Bolsa de Valores de Londres (LSE). Del monto total de la colocación, Harmont & Company debió transferir al gobierno dominicano 320,000 libras esterlinas y las restantes 100,000 libras eran la comisión de Edward Harmont, Presidente de la compañía. Aunque el Congreso Dominicano canceló el contrato por incumplimiento de términos, Harmont & Company listó el préstamo fraudulentamente en la LSE que vendió los bonos por más del doble del monto inicial de 420 mil libras a inversionistas europeos por lo que cada persona con un bono era un acreedor de la RD.
1887
Lilis Heureaux realizó dos préstamos adicionales en por un monto de 770,000 libras esterlinas a una tasa del 6% de interés anual por 30 años. El acreedor, la Westendorp y Compañía, tenía derecho a cobrar hasta un 30% de los ingresos aduanales, para lo cual nombró en el país a varios agentes fiscales encargados de retener en las aduanas el dinero correspondiente y entregar el resto a las autoridades dominicanas.

1888
El Presidente Heureaux envió al General Generoso de Marchena a gestionar en Londres y Ámsterdam un empréstito. Se logro un préstamo de 770,000 libras esterlinas con la compañía holandesa Westendorp. En garantía se otorgaron el 30% de los ingresos aduanales. Con el dinero conseguido se procedió a saldar las cuentas pendientes de la deuda interna y del empréstito Hartmont & Company.

1889
Presidente Heureaux buscó el apoyo de Estados unidos solicitándoles arrendar la península de Samaná a cambio de alguna ayuda económica y militar El intento de firmar un acuerdo de reciprocidad con los Estados Unidos fracasó debido a la oposición de los representantes comerciales de los países europeos con los se negociaba. Francia, Alemania y Holanda amenazaron al gobierno con suspender sus compras y con ello a los productores cibaeños, principalmente los tabaqueros, amenazados de perder sus mercados, se prepararon para iniciar una revolución.

1890
El gobierno del Presidente Heureaux toma otro préstamo por 900,000 libras esterlinas a una tasa del 6% anual por 50 años. Presentó como justificación la construcción de una vía de ferrocarril entre Santiago y Puerto Plata, aunque en realidad buena parte del dinero fue destinado al soborno y al pago de prebendas políticas. El contrato firmado entre el gobierno dominicano y una compañía Holandesa, incluía una cláusula que establecía la creación de una receptoría general de aduanas manejada por Westerndorp o quienquiera fuera su representante. Esta receptoría estaba encargada del cobro de todos los ingresos generados en los puertos dominicanos a través de impuestos a las importaciones y exportaciones.

1893
Se firmó un acuerdo con La Santo Domingo Improvement of New York, con la que el Presidente Heureaux firmó varios contratos para la construcción y explotación, por cincuenta años, de la segunda sección de la línea del tren Puerto Plata y Santiago y préstamos por valor de 1,250,000 dólares y 2,035,000 libras esterlinas, con lo que el monto total que adeudaba la República Dominicana ascendía en 17 millones de pesos.

1897
La compañía de New Jersey, La Santo Domingo Improvement of New York, adquirió todos los intereses de la Hartmont & Company en la República Dominicana. Siguiendo la cláusula que creó la caja receptora, las aduanas dominicanas pasaron a manos de un administrador privado norteamericano. La Santo Domingo Improvement Company quedó en completo dominio de las aduanas nacionales.

1900
La República Dominicana “debía” a la empresa norteamericana La Santo Domingo Improvement of New York, y con ello a tenedores de bonos que esa compañía había vendido en Francia, Bélgica, Alemania, Italia e Inglaterra, la suma de 23,957,078 dólares; en tanto que la deuda interna ascendía a $10,126,628 dólares.
1903
El Presidente Horacio Vásquez, firmó con La Santo Domingo Improvement Company of New York, un protocolo por el que República Dominicana reconocía tener respecto a sus obligaciones con dicha empresa ascendentes a 4.5 millones de dólares, y se comprometía a saldar la deuda de acuerdo a la forma de pago establecida por un arbitraje internacional compuesto por un árbitro nombrado por la República Dominicana, otro por los Estados Unidos y un tercero por acuerdo de ambos gobiernos, pero que, en su defecto, sería un miembro de la Suprema Corte del poderoso país.

1904
El consiguiente laudo arbitral de junio de 1904 dispuso la especialización de los ingresos de las aduanas de Montecristi, Puerto Plata, Samaná y Sánchez al pago de los valores adeudados a La Santo Domingo Improvement Company of New York, al tiempo que consignó la incorporación de un agente financiero de la compañía para encargarse de fiscalizar los ingresos aduanales y autorizar los gastos del Estado dominicano. 

Debido al rechazo de los tenedores de bonos europeos y de los acreedores dominicanos, esta cláusula no fue aplicada. El país no podía hacer ningún gasto Sin el consentimiento de un agente financiero de los estados Unidos.
1905
Luego de una serie de negociaciones llevadas a cabo entre el presidente de los Estados Unidos, Theodore Roosvelt, y el presidente de la República Dominicana, Carlos Morales Languasco, y de un acuerdo no ratificado por el Senado norteamericano (en virtud de que virtualmente implicaba el establecimiento de un protectorado sobre la República Dominicana), se estableció el 31 de marzo de 1905 el arreglo provisional “Modus Vivendi”. Mediante este pacto, el presidente dominicano autorizó a su contraparte a nombrar una persona encargada de percibir las rentas de las aduanas para ser distribuidas de la siguiente manera: 45% del total de las entradas a ser entregadas al Gobierno dominicano a fin de atender las necesidades de la administración pública nacional.

El 55% restante a ser utilizado por el Gobierno norteamericano para el pago de los empleados de las aduanas y para crear un depósito en un banco de Nueva York “…a beneficio de todos los acreedores de la República, tanto dominicanos como extranjeros”. El contralor general de Aduanas designado por el Gobierno estadounidense fue el coronel George R. Colton. Este plan contribuyó a reducir el contrabando, aumentó la cantidad de ingresos que recibía el Estado dominicano y contentó a los tenedores de bonos europeos, que ahora veían que el propio Gobierno norteamericano, y no una empresa particular, se ocupaba de garantizar el cobro de sus acreencias. Quince meses después de haber iniciado la ejecución del arreglo se habían depositado en el Banco Nacional de New York unos 2 millones de dólares. El presidente Roosevelt envió un experto financiero para determinar a cuánto exactamente ascendían las acreencias reclamadas a la República Dominicana, y en qué proporción eran deudas legítimas o fraudulentas.

El señor Jacob Harris Hollander reportó que para la fecha el monto de las deudas reclamadas, tanto en el plano interno como internacional, se situaba en cuarenta millones de dólares, si bien esta suma podía ser reducida en más de la mitad, ya que muchos de los reclamos carecían de legitimidad.

1906
Entre los meses de marzo y septiembre de 1906, los gobiernos de los Estados Unidos y la República Dominicana trabajaron en conjunto para verificar cada uno de los expedientes, y obligaron a los acreedores a aceptar una reducción de sus demandas. La deuda total de la República Dominicana quedó entonces fijada en diecisiete millones de dólares.

1907
En vista de que uno de los objetivos de la política exterior de los Estados Unidos era tener pleno dominio de las Antillas para así fortalecer su posición en el canal de Panamá, al presidente Roosevelt le resultaba claro que República Dominicana no debía tener acreedores europeos que pudieran atraer a la zona la influencia de sus respectivos gobiernos. Por eso propició que la firma Kuhn, Loeb & Company de New York prestara al país veinte millones de dólares, los cuales serían destinados a la cancelación de todas las deudas pendientes, mientras que los tres millones sobrantes se dedicarían en principio a la realización de obras públicas y otras inversiones, pero en verdad fueron usados discrecionalmente por el presidente Ramón Cáceres para consolidar su poder en la Primera Magistratura de la República.

Los técnicos del Banco de New York recibieron una comisión de $800,000 dólares norteamericanos. Acompañando a este préstamo, el Congreso aprobó el 3 de mayo de 1907 la Convención Domínico-Americana, tratado por el que el gobierno dominicano entregaba la administración y el control de sus aduanas al Gobierno de los Estados Unidos hasta completar el pago de la nueva deuda, y por el que se comprometía a no modificar su tarifa aduanera ni a aumentar su deuda pública sin el consentimiento previo del presidente de los Estados Unidos. Los ingresos aduanales serían repartidos en la misma forma establecida por el “Modus Vivendi”: 45% para el Gobierno dominicano, 5% para el pago de los empleados de la Receptoría General de Aduanas y el 50% para el saldo del empréstito. El artículo segundo de la Convención consignaba que el receptor general de Aduanas nombrado por el presidente de los Estados Unidos contaría con la protección del Gobierno norteamericano en caso de que el dominicano se encontrare imposibilitado de prestarla. De esta forma se aseguró el dominio de los Estados Unidos sobre la República Dominicana a principios del siglo XX.

En un alegato en contra de la aprobación de la Convención de 1907, el diputado Alfredo Morales afirmó: “Los Tratados de protectorado o vasallaje, que siempre se realizan entre Estados poderosos y Estados débiles o bárbaros, han tenido a menudo, como único objeto, lo que se denomina en tiempos modernos conquista pacífica. Nunca un Estado fuerte acude en ayuda de uno débil sino cuando le guían determinados intereses. Es bien larga la lista de las usurpaciones cometidas por la gran República de América del Norte bajo el pretexto de la doctrina de Monroe (…) si aprobamos las negociaciones en curso, la República Dominicana no podrá en el porvenir tratar de igual a igual con otra Nación; dejará de ser un Estado Independiente, de tener una personalidad internacional.” (Extraído de la Enciclopedia Ilustrada de la República Dominicana, Tomo VII, pág. 201).

1910
Fruto de estos “acuerdos”, las recaudaciones aduanales experimentaron un incremento constante que se vio favorecido por el fomento, aumento y diversificación de la producción agrícola, el alza de sus precios en el mercado internacional y, por la disposición del presidente de los Estados Unidos, William Howard Taft, de reducir en un 15% la tarifa aduanera de derechos de importación y en un 50% la de exportación.

1914
El gobierno provisional de José Bordas aceptó el nombramiento por parte de los Estados Unidos de un contralor que tendría a su cargo la supervisión de todos los gastos del Gobierno dominicano y de la ejecución del presupuesto nacional. A cambio de ello, se avanzó al Gobierno dominicano un adelanto de 40,000.00 dólares de los ingresos aduanales y se le permitió utilizar $1,200,000.00 dólares en bonos no vendidos del empréstito del 1907.

1924
El gobierno de Horacio Vásquez que inició su mandato en el año 1924, sirvió para prolongar la ocupación Norteamericana. Al inicio de su gobierno, carecía de fondos para la construcción de los proyectos en marcha por lo que el país se encontraba en un aprieto económico. El Presidente Vásquez acudió a los Estados Unidos para solicitar un préstamo de 25 millones de dólares para consolidar y pagar deudas acumuladas. Con este fin, el gobierno dominicano y el de los Estados Unidos negociaron una nueva convención Domínico-Americana que modificaba ligeramente el empréstito de 1907. Este acuerdo que también sirvió para prolongar por diez y ocho años más la intervención americana en la vida financiera dominicana y para el reajuste por el gobierno de la ocupación militar, otorgó pleno control de las aduanas al gobierno norteamericano. El Presidente Vásquez luego pidió un nuevo empréstito en el año 1926 aprobado por el Congreso para la construcción del Acueducto de Santo Domingo, y el cual también fue aprobado.

1930
A la llegada del Generalísimo Trujillo al poder en el año de 1930 encontró una severa crisis económica y una deuda externa que ascendía a un monto de veinte millones de dólares, por lo que en el año 1937, el gobierno inició una reforma monetaria, con el propósito de crear por ley, la moneda metálica nacional, adoptar el país su patrón monetario, y para restaurar la soberanía nacional. El Generalísimo Trujillo inició una serie de negociaciones con el Gobierno de los Estados Unidos para que República Dominicana recuperara el derecho de administrar sus Aduanas. Varios años de intentos y discusiones culminaron en 1940 con la firma del Tratado Trujillo-Hull y a partir de entonces la administración de las Aduanas quedó en manos dominicanas.

El Tratado Trujillo-Hull fue un acuerdo llevado a cabo el 24 de septiembre de 1940 y ratificado el 15 de febrero de 1941 entre la República Dominicana, representada por Rafael Leónidas Trujillo y los Estados Unidos representado por Cordell Hull, Secretario de Estado de dicho país. El acuerdo estableció que a partir de ese momento las Aduanas, enajenadas desde 1905 como consecuencia de las deudas contraídas desde los tiempos del General Ulises Heureaux, dejaban de funcionar bajo control del gobierno estadounidense, y sus oficinas y dependencias pasaban a formar parte de la Administración Pública de la República Dominicana. El tratado dio firmes pasos hacia el saneamiento de la deuda externa dominicana.
Con la firma de este tratado que retorno al país el control absoluto de las aduanas, se inició un proceso de reorganización financiera del país por el gobierno del Generalísimo Trujillo, que incluyó la creación de las principales instituciones financieras del país con el propósito de acrecentar y fortalecer la productividad nacional con fines de liberar al país de toda dependencia extranjera económica que intervenía en la soberanía nacional:

Banco de Reservas (1941): El Banco de Reservas fue fundado el 24 de octubre de 1941, mediante la Ley 586, promulgada por el Poder Ejecutivo, para convertirse en el depositario de los fondos del Gobierno dominicano. Desde entonces ha jugado un rol de primer orden en la canalización de créditos a los sectores productivos del país.

Banco Agrícola e Hipotecario (1945): Fue creado en el año 1945 mediante la Ley No. 908. En principio recibió el nombre de Banco Agrícola e Hipotecario de la República Dominicana. Su objetivo es asegurar el financiamiento del sector agropecuario para garantizar el incremento de la producción, satisfacer la demanda alimenticia de la población y modernizar la infraestructura productiva del país.

Banco Central (1947): Diez años después del inicio de esta reforma monetaria emprendida por el gobierno del Generalísimo Trujillo, fue creada la nueva moneda metálica, y el sistema monetario y bancario fue reformado. Se complementa dicho sistema monetario con la promulgación de la Ley Orgánica del Banco Central, y la Ley Monetaria, entre otras disposiciones. A partir de esta reforma, se crea, en 1947, el Banco Central de la República Dominicana como entidad emisora del Estado y reguladora del crédito bancario, dejando consagrada nuestra soberanía monetaria y financiera. El Banco Central también tenía a su cargo la emisión del peso oro dominicano que sustituiría al dólar norteamericano.

Luego de su compromiso según lo acordado entre los gobiernos de los Estado Unidos y la República Dominicana en el Tratado Trujillo-Hull, se continuó pagando plazos de esta deuda, que culmino con el pago hecho con el cheque 263,706 del Estado Dominicano por un monto de $9,271,855.55 dólares (nueve millones doscientos setenta y un mil ochocientos cincuenta y cinco dólares estadounidenses con cincuenta y cinco centavos) del 19 de julio de 1947 con el cual se saldó el balance pendiente de deuda externa, así librando al país de la deuda que se había ido acumulando desde el torno de siglo, y así garantizando la autonomía absoluta de la nación. El peso dominicano se fortaleció luego de un manejo emprendedor, novedoso, responsable y afianzado con el valor del mismo llegó a sobrepasar el valor del dólar por diez centavos.

Para contribuir con la organización económica del país, el Generalísimo Trujillo se valió de la asesoría de destacadas personajes del mundo internacional financiero como el Sr. Raúl Prébisch, Secretario General de la Comisión Económica de las Naciones Unidas, economista y reconocido por sus facultades en el mundo de finanzas; el austriaco Hans E. Priester, austriaco, y el doctor Hjalmar Schacht, Ministro de Economía de la Alemania de Adolfo Hitler, conjuntamente señalados el “autor del milagro económico alemán”. El Presidente Trujillo también escogió economistas dominicano de la talla de Julio Ortega Frier, Luis Julián Pérez, Milton Messina, Guaroa Ginebra, Angélica Romero Bilkey y Luis María Guerrero, para contribuir con la creación de los cimientos del el sistema económico y financiero que ayudo a forjar el descomunal progreso y el periodo más fructífero de la Republica Dominicana en la Era de Trujillo.
el siguiente extracto se tomo del libro “Trujillo Mi Padre,…En Mis Memorias”

1940: "Soberanía Nacional"
El día 2 de Septiembre de 1940, partió mi papá del aeropuerto de San Pedro de Macorís, en un avión fletado de la Pan American Airways con destino a Miami, para continuar al día siguiente con destino a Nueva York. El día 5 de Septiembre fue designado por el Gobierno Dominicano, Embajador Extraordinario en Misión Especial para elaborar con los representantes del Gobierno de los Estados Unidos el protocolo que pondría fin al oneroso documento de la Convención Dominico-Americana. Tema que un par de meses atrás, planteó mi papá al Presidente Roosevelt.

El día 7 de Septiembre se logró un acuerdo entre el Embajador norteamericano Hugh Wilson y el Secretario de Estado de Relaciones Exteriores dominicano, Lic. Arturo Despradel, quienes redactarían el protocolo final mediante el cual el Gobierno de los Estados Unidos, renunciaba al control de las Aduanas dominicanas. El día 19 de Septiembre salió mi papá hacia Washington y el día 20 el Secretario de Estado Cordell Hull declaraba a la prensa que:
“…estaba encantado de que el Generalísimo Trujillo hubiera venido a Washington a participar en las discusiones referentes a las relaciones entre la República Dominicana y los Estados Unidos."

Mi papá fue agasajado por altos oficiales del Ejército de los Estados Unidos de América, entre los que se encontraba el general Marshall. Por la noche asistió al “Constitución Hall” al concierto de la Orquesta Sinfónica de la Juventud Americana dirigida por el maestro Stockowsky. El día 21 visitó el Navy Yard, invitado por el Almirante Pettengill. Después se entrevistó con el Secretario de Estado Cordell Hull. Terminada la entrevista, se limitó a declarar a la prensa:

“Me encuentro en un magnífico estado de salud, esperando ir a Miami, para de ahí volar a Ciudad Trujillo en un avión especial."

1947: "Independencia Financiera"

“La República no tiene ya ningún vinculo que le afecte la libérrima disposición de sus recursos económicos. Este grandioso acontecimiento ha podido ser posible, debido a la visión de su administración durante los últimos diecisiete años. Su país ha crecido en riqueza, dignidad y prestigio bajo su sabia dirección. La acción de Vuestra Excelencia en este día, coloca a su país en una posición de orgullosa eminencia entre las naciones de este hemisferio.”

Fueron las palabras pronunciadas por el señor Oliver P. Newman Representante de los Tenedores de Bonos de la Deuda Externa de 1922 y 1926, al recibir en sus manos el cheque que nos redimía de la onerosa deuda.




 fuente: fundaciontrujillo.org
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viernes, 25 de abril de 2014

Historia de la deuda externa en la Republica Dominicana desde el año 1866 hasta 1947

1866
El Presidente Buenaventura Báez dio nacimiento a la deuda externa RD con países Europeos. El gobierno dominicano contrajo un préstamo con Harmont & Company, una empresa privada propiedad de banqueros Ingleses. El préstamo se hizo por 420,000 libras esterlinas a una tasa del 6% de interés anual por un plazo de 25 años. Esto significó la inmediata hipoteca a favor de Edward Hartmont (el financiero que facilitó el préstamo) de los ingresos aduanales, los bienes nacionales, las minas de carbón, los bosques del Estado, y los depósitos de guano de la isla Alto Velo. 

En realidad, el Gobierno dominicano sólo recibió una parte del préstamo acordado, aparte de que Hartmont autorizó a un banco inglés a emitir bonos sobre la deuda por un valor superior en 337,700 libras al monto consignado en el contrato, mediante la colocación de bonos soberanos dominicanos en la Bolsa de Valores de Londres (LSE). Del monto total de la colocación, Harmont & Company debió transferir al gobierno dominicano 320,000 libras esterlinas y las restantes 100,000 libras eran la comisión de Edward Harmont, Presidente de la compañía. Aunque el Congreso Dominicano canceló el contrato por incumplimiento de términos, Harmont & Company listó el préstamo fraudulentamente en la LSE que vendió los bonos por más del doble del monto inicial de 420 mil libras a inversionistas europeos por lo que cada persona con un bono era un acreedor de la RD.
1887
Lilis Heureaux realizó dos préstamos adicionales en por un monto de 770,000 libras esterlinas a una tasa del 6% de interés anual por 30 años. El acreedor, la Westendorp y Compañía, tenía derecho a cobrar hasta un 30% de los ingresos aduanales, para lo cual nombró en el país a varios agentes fiscales encargados de retener en las aduanas el dinero correspondiente y entregar el resto a las autoridades dominicanas.

1888
El Presidente Heureaux envió al General Generoso de Marchena a gestionar en Londres y Ámsterdam un empréstito. Se logro un préstamo de 770,000 libras esterlinas con la compañía holandesa Westendorp. En garantía se otorgaron el 30% de los ingresos aduanales. Con el dinero conseguido se procedió a saldar las cuentas pendientes de la deuda interna y del empréstito Hartmont & Company.

1889
Presidente Heureaux buscó el apoyo de Estados unidos solicitándoles arrendar la península de Samaná a cambio de alguna ayuda económica y militar El intento de firmar un acuerdo de reciprocidad con los Estados Unidos fracasó debido a la oposición de los representantes comerciales de los países europeos con los se negociaba. Francia, Alemania y Holanda amenazaron al gobierno con suspender sus compras y con ello a los productores cibaeños, principalmente los tabaqueros, amenazados de perder sus mercados, se prepararon para iniciar una revolución.

1890
El gobierno del Presidente Heureaux toma otro préstamo por 900,000 libras esterlinas a una tasa del 6% anual por 50 años. Presentó como justificación la construcción de una vía de ferrocarril entre Santiago y Puerto Plata, aunque en realidad buena parte del dinero fue destinado al soborno y al pago de prebendas políticas. El contrato firmado entre el gobierno dominicano y una compañía Holandesa, incluía una cláusula que establecía la creación de una receptoría general de aduanas manejada por Westerndorp o quienquiera fuera su representante. Esta receptoría estaba encargada del cobro de todos los ingresos generados en los puertos dominicanos a través de impuestos a las importaciones y exportaciones.

1893
Se firmó un acuerdo con La Santo Domingo Improvement of New York, con la que el Presidente Heureaux firmó varios contratos para la construcción y explotación, por cincuenta años, de la segunda sección de la línea del tren Puerto Plata y Santiago y préstamos por valor de 1,250,000 dólares y 2,035,000 libras esterlinas, con lo que el monto total que adeudaba la República Dominicana ascendía en 17 millones de pesos.

1897
La compañía de New Jersey, La Santo Domingo Improvement of New York, adquirió todos los intereses de la Hartmont & Company en la República Dominicana. Siguiendo la cláusula que creó la caja receptora, las aduanas dominicanas pasaron a manos de un administrador privado norteamericano. La Santo Domingo Improvement Company quedó en completo dominio de las aduanas nacionales.

1900
La República Dominicana “debía” a la empresa norteamericana La Santo Domingo Improvement of New York, y con ello a tenedores de bonos que esa compañía había vendido en Francia, Bélgica, Alemania, Italia e Inglaterra, la suma de 23,957,078 dólares; en tanto que la deuda interna ascendía a $10,126,628 dólares.
1903
El Presidente Horacio Vásquez, firmó con La Santo Domingo Improvement Company of New York, un protocolo por el que República Dominicana reconocía tener respecto a sus obligaciones con dicha empresa ascendentes a 4.5 millones de dólares, y se comprometía a saldar la deuda de acuerdo a la forma de pago establecida por un arbitraje internacional compuesto por un árbitro nombrado por la República Dominicana, otro por los Estados Unidos y un tercero por acuerdo de ambos gobiernos, pero que, en su defecto, sería un miembro de la Suprema Corte del poderoso país.

1904
El consiguiente laudo arbitral de junio de 1904 dispuso la especialización de los ingresos de las aduanas de Montecristi, Puerto Plata, Samaná y Sánchez al pago de los valores adeudados a La Santo Domingo Improvement Company of New York, al tiempo que consignó la incorporación de un agente financiero de la compañía para encargarse de fiscalizar los ingresos aduanales y autorizar los gastos del Estado dominicano. 

Debido al rechazo de los tenedores de bonos europeos y de los acreedores dominicanos, esta cláusula no fue aplicada. El país no podía hacer ningún gasto Sin el consentimiento de un agente financiero de los estados Unidos.
1905
Luego de una serie de negociaciones llevadas a cabo entre el presidente de los Estados Unidos, Theodore Roosvelt, y el presidente de la República Dominicana, Carlos Morales Languasco, y de un acuerdo no ratificado por el Senado norteamericano (en virtud de que virtualmente implicaba el establecimiento de un protectorado sobre la República Dominicana), se estableció el 31 de marzo de 1905 el arreglo provisional “Modus Vivendi”. Mediante este pacto, el presidente dominicano autorizó a su contraparte a nombrar una persona encargada de percibir las rentas de las aduanas para ser distribuidas de la siguiente manera: 45% del total de las entradas a ser entregadas al Gobierno dominicano a fin de atender las necesidades de la administración pública nacional.

El 55% restante a ser utilizado por el Gobierno norteamericano para el pago de los empleados de las aduanas y para crear un depósito en un banco de Nueva York “…a beneficio de todos los acreedores de la República, tanto dominicanos como extranjeros”. El contralor general de Aduanas designado por el Gobierno estadounidense fue el coronel George R. Colton. Este plan contribuyó a reducir el contrabando, aumentó la cantidad de ingresos que recibía el Estado dominicano y contentó a los tenedores de bonos europeos, que ahora veían que el propio Gobierno norteamericano, y no una empresa particular, se ocupaba de garantizar el cobro de sus acreencias. Quince meses después de haber iniciado la ejecución del arreglo se habían depositado en el Banco Nacional de New York unos 2 millones de dólares. El presidente Roosevelt envió un experto financiero para determinar a cuánto exactamente ascendían las acreencias reclamadas a la República Dominicana, y en qué proporción eran deudas legítimas o fraudulentas.

El señor Jacob Harris Hollander reportó que para la fecha el monto de las deudas reclamadas, tanto en el plano interno como internacional, se situaba en cuarenta millones de dólares, si bien esta suma podía ser reducida en más de la mitad, ya que muchos de los reclamos carecían de legitimidad.

1906
Entre los meses de marzo y septiembre de 1906, los gobiernos de los Estados Unidos y la República Dominicana trabajaron en conjunto para verificar cada uno de los expedientes, y obligaron a los acreedores a aceptar una reducción de sus demandas. La deuda total de la República Dominicana quedó entonces fijada en diecisiete millones de dólares.

1907
En vista de que uno de los objetivos de la política exterior de los Estados Unidos era tener pleno dominio de las Antillas para así fortalecer su posición en el canal de Panamá, al presidente Roosevelt le resultaba claro que República Dominicana no debía tener acreedores europeos que pudieran atraer a la zona la influencia de sus respectivos gobiernos. Por eso propició que la firma Kuhn, Loeb & Company de New York prestara al país veinte millones de dólares, los cuales serían destinados a la cancelación de todas las deudas pendientes, mientras que los tres millones sobrantes se dedicarían en principio a la realización de obras públicas y otras inversiones, pero en verdad fueron usados discrecionalmente por el presidente Ramón Cáceres para consolidar su poder en la Primera Magistratura de la República.

Los técnicos del Banco de New York recibieron una comisión de $800,000 dólares norteamericanos. Acompañando a este préstamo, el Congreso aprobó el 3 de mayo de 1907 la Convención Domínico-Americana, tratado por el que el gobierno dominicano entregaba la administración y el control de sus aduanas al Gobierno de los Estados Unidos hasta completar el pago de la nueva deuda, y por el que se comprometía a no modificar su tarifa aduanera ni a aumentar su deuda pública sin el consentimiento previo del presidente de los Estados Unidos. Los ingresos aduanales serían repartidos en la misma forma establecida por el “Modus Vivendi”: 45% para el Gobierno dominicano, 5% para el pago de los empleados de la Receptoría General de Aduanas y el 50% para el saldo del empréstito. El artículo segundo de la Convención consignaba que el receptor general de Aduanas nombrado por el presidente de los Estados Unidos contaría con la protección del Gobierno norteamericano en caso de que el dominicano se encontrare imposibilitado de prestarla. De esta forma se aseguró el dominio de los Estados Unidos sobre la República Dominicana a principios del siglo XX.

En un alegato en contra de la aprobación de la Convención de 1907, el diputado Alfredo Morales afirmó: “Los Tratados de protectorado o vasallaje, que siempre se realizan entre Estados poderosos y Estados débiles o bárbaros, han tenido a menudo, como único objeto, lo que se denomina en tiempos modernos conquista pacífica. Nunca un Estado fuerte acude en ayuda de uno débil sino cuando le guían determinados intereses. Es bien larga la lista de las usurpaciones cometidas por la gran República de América del Norte bajo el pretexto de la doctrina de Monroe (…) si aprobamos las negociaciones en curso, la República Dominicana no podrá en el porvenir tratar de igual a igual con otra Nación; dejará de ser un Estado Independiente, de tener una personalidad internacional.” (Extraído de la Enciclopedia Ilustrada de la República Dominicana, Tomo VII, pág. 201).

1910
Fruto de estos “acuerdos”, las recaudaciones aduanales experimentaron un incremento constante que se vio favorecido por el fomento, aumento y diversificación de la producción agrícola, el alza de sus precios en el mercado internacional y, por la disposición del presidente de los Estados Unidos, William Howard Taft, de reducir en un 15% la tarifa aduanera de derechos de importación y en un 50% la de exportación.

1914
El gobierno provisional de José Bordas aceptó el nombramiento por parte de los Estados Unidos de un contralor que tendría a su cargo la supervisión de todos los gastos del Gobierno dominicano y de la ejecución del presupuesto nacional. A cambio de ello, se avanzó al Gobierno dominicano un adelanto de 40,000.00 dólares de los ingresos aduanales y se le permitió utilizar $1,200,000.00 dólares en bonos no vendidos del empréstito del 1907.

1924
El gobierno de Horacio Vásquez que inició su mandato en el año 1924, sirvió para prolongar la ocupación Norteamericana. Al inicio de su gobierno, carecía de fondos para la construcción de los proyectos en marcha por lo que el país se encontraba en un aprieto económico. El Presidente Vásquez acudió a los Estados Unidos para solicitar un préstamo de 25 millones de dólares para consolidar y pagar deudas acumuladas. Con este fin, el gobierno dominicano y el de los Estados Unidos negociaron una nueva convención Domínico-Americana que modificaba ligeramente el empréstito de 1907. Este acuerdo que también sirvió para prolongar por diez y ocho años más la intervención americana en la vida financiera dominicana y para el reajuste por el gobierno de la ocupación militar, otorgó pleno control de las aduanas al gobierno norteamericano. El Presidente Vásquez luego pidió un nuevo empréstito en el año 1926 aprobado por el Congreso para la construcción del Acueducto de Santo Domingo, y el cual también fue aprobado.

1930
A la llegada del Generalísimo Trujillo al poder en el año de 1930 encontró una severa crisis económica y una deuda externa que ascendía a un monto de veinte millones de dólares, por lo que en el año 1937, el gobierno inició una reforma monetaria, con el propósito de crear por ley, la moneda metálica nacional, adoptar el país su patrón monetario, y para restaurar la soberanía nacional. El Generalísimo Trujillo inició una serie de negociaciones con el Gobierno de los Estados Unidos para que República Dominicana recuperara el derecho de administrar sus Aduanas. Varios años de intentos y discusiones culminaron en 1940 con la firma del Tratado Trujillo-Hull y a partir de entonces la administración de las Aduanas quedó en manos dominicanas.

El Tratado Trujillo-Hull fue un acuerdo llevado a cabo el 24 de septiembre de 1940 y ratificado el 15 de febrero de 1941 entre la República Dominicana, representada por Rafael Leónidas Trujillo y los Estados Unidos representado por Cordell Hull, Secretario de Estado de dicho país. El acuerdo estableció que a partir de ese momento las Aduanas, enajenadas desde 1905 como consecuencia de las deudas contraídas desde los tiempos del General Ulises Heureaux, dejaban de funcionar bajo control del gobierno estadounidense, y sus oficinas y dependencias pasaban a formar parte de la Administración Pública de la República Dominicana. El tratado dio firmes pasos hacia el saneamiento de la deuda externa dominicana.
Con la firma de este tratado que retorno al país el control absoluto de las aduanas, se inició un proceso de reorganización financiera del país por el gobierno del Generalísimo Trujillo, que incluyó la creación de las principales instituciones financieras del país con el propósito de acrecentar y fortalecer la productividad nacional con fines de liberar al país de toda dependencia extranjera económica que intervenía en la soberanía nacional:

Banco de Reservas (1941): El Banco de Reservas fue fundado el 24 de octubre de 1941, mediante la Ley 586, promulgada por el Poder Ejecutivo, para convertirse en el depositario de los fondos del Gobierno dominicano. Desde entonces ha jugado un rol de primer orden en la canalización de créditos a los sectores productivos del país.

Banco Agrícola e Hipotecario (1945): Fue creado en el año 1945 mediante la Ley No. 908. En principio recibió el nombre de Banco Agrícola e Hipotecario de la República Dominicana. Su objetivo es asegurar el financiamiento del sector agropecuario para garantizar el incremento de la producción, satisfacer la demanda alimenticia de la población y modernizar la infraestructura productiva del país.

Banco Central (1947): Diez años después del inicio de esta reforma monetaria emprendida por el gobierno del Generalísimo Trujillo, fue creada la nueva moneda metálica, y el sistema monetario y bancario fue reformado. Se complementa dicho sistema monetario con la promulgación de la Ley Orgánica del Banco Central, y la Ley Monetaria, entre otras disposiciones. A partir de esta reforma, se crea, en 1947, el Banco Central de la República Dominicana como entidad emisora del Estado y reguladora del crédito bancario, dejando consagrada nuestra soberanía monetaria y financiera. El Banco Central también tenía a su cargo la emisión del peso oro dominicano que sustituiría al dólar norteamericano.

Luego de su compromiso según lo acordado entre los gobiernos de los Estado Unidos y la República Dominicana en el Tratado Trujillo-Hull, se continuó pagando plazos de esta deuda, que culmino con el pago hecho con el cheque 263,706 del Estado Dominicano por un monto de $9,271,855.55 dólares (nueve millones doscientos setenta y un mil ochocientos cincuenta y cinco dólares estadounidenses con cincuenta y cinco centavos) del 19 de julio de 1947 con el cual se saldó el balance pendiente de deuda externa, así librando al país de la deuda que se había ido acumulando desde el torno de siglo, y así garantizando la autonomía absoluta de la nación. El peso dominicano se fortaleció luego de un manejo emprendedor, novedoso, responsable y afianzado con el valor del mismo llegó a sobrepasar el valor del dólar por diez centavos.

Para contribuir con la organización económica del país, el Generalísimo Trujillo se valió de la asesoría de destacadas personajes del mundo internacional financiero como el Sr. Raúl Prébisch, Secretario General de la Comisión Económica de las Naciones Unidas, economista y reconocido por sus facultades en el mundo de finanzas; el austriaco Hans E. Priester, austriaco, y el doctor Hjalmar Schacht, Ministro de Economía de la Alemania de Adolfo Hitler, conjuntamente señalados el “autor del milagro económico alemán”. El Presidente Trujillo también escogió economistas dominicano de la talla de Julio Ortega Frier, Luis Julián Pérez, Milton Messina, Guaroa Ginebra, Angélica Romero Bilkey y Luis María Guerrero, para contribuir con la creación de los cimientos del el sistema económico y financiero que ayudo a forjar el descomunal progreso y el periodo más fructífero de la Republica Dominicana en la Era de Trujillo.
el siguiente extracto se tomo del libro “Trujillo Mi Padre,…En Mis Memorias”

1940: "Soberanía Nacional"
El día 2 de Septiembre de 1940, partió mi papá del aeropuerto de San Pedro de Macorís, en un avión fletado de la Pan American Airways con destino a Miami, para continuar al día siguiente con destino a Nueva York. El día 5 de Septiembre fue designado por el Gobierno Dominicano, Embajador Extraordinario en Misión Especial para elaborar con los representantes del Gobierno de los Estados Unidos el protocolo que pondría fin al oneroso documento de la Convención Dominico-Americana. Tema que un par de meses atrás, planteó mi papá al Presidente Roosevelt.

El día 7 de Septiembre se logró un acuerdo entre el Embajador norteamericano Hugh Wilson y el Secretario de Estado de Relaciones Exteriores dominicano, Lic. Arturo Despradel, quienes redactarían el protocolo final mediante el cual el Gobierno de los Estados Unidos, renunciaba al control de las Aduanas dominicanas. El día 19 de Septiembre salió mi papá hacia Washington y el día 20 el Secretario de Estado Cordell Hull declaraba a la prensa que:
“…estaba encantado de que el Generalísimo Trujillo hubiera venido a Washington a participar en las discusiones referentes a las relaciones entre la República Dominicana y los Estados Unidos."

Mi papá fue agasajado por altos oficiales del Ejército de los Estados Unidos de América, entre los que se encontraba el general Marshall. Por la noche asistió al “Constitución Hall” al concierto de la Orquesta Sinfónica de la Juventud Americana dirigida por el maestro Stockowsky. El día 21 visitó el Navy Yard, invitado por el Almirante Pettengill. Después se entrevistó con el Secretario de Estado Cordell Hull. Terminada la entrevista, se limitó a declarar a la prensa:

“Me encuentro en un magnífico estado de salud, esperando ir a Miami, para de ahí volar a Ciudad Trujillo en un avión especial."

1947: "Independencia Financiera"

“La República no tiene ya ningún vinculo que le afecte la libérrima disposición de sus recursos económicos. Este grandioso acontecimiento ha podido ser posible, debido a la visión de su administración durante los últimos diecisiete años. Su país ha crecido en riqueza, dignidad y prestigio bajo su sabia dirección. La acción de Vuestra Excelencia en este día, coloca a su país en una posición de orgullosa eminencia entre las naciones de este hemisferio.”

Fueron las palabras pronunciadas por el señor Oliver P. Newman Representante de los Tenedores de Bonos de la Deuda Externa de 1922 y 1926, al recibir en sus manos el cheque que nos redimía de la onerosa deuda.




 fuente: fundaciontrujillo.org

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