En 1985, el mundo enfrentaba una gran crisis ambiental.
Después
de años de estudios, los científicos alertaron de que la capa de ozono
—la zona de la estratosfera que absorbe entre el 97 y el 99% de la
radiación ultravioleta de alta frecuencia— estaba "adelgazando" y corría
el peligro de desaparecer.
La respuesta fue de alarma mundial, pero también de una serie de acciones sin precedentes en la historia.
Gobiernos, científicos, líderes mundiales y compañías trabajaron en un acuerdo común para prohibir los clorofluorocarbonos (CFC),
las sustancias químicas que estaban debilitando ese manto que se
extiende de los 15 km a los 50 km de altitud y reúne el 90 % del ozono
presente en la atmósfera.
Ese convenio tiene un nombre, Protocolo de Montreal, y es considerado un hito histórico.
Desde su entrada en vigor el 1 de enero de 1989, las emisiones de CFC han caído a niveles mínimos.
En
2018, la NASA dijo que la cantidad de químicos que destruyen la capa de
ozono estaban disminuyendo y que esta estaba camino a recuperarse.
¿Cómo fue posible semejante éxito?
Y lo más importante: ¿se puede lograr un acuerdo similar para frenar el cambio climático?
Que es la Capa de Ozono, como se Soluciono y Origino el hoyo. Tambien sus efectos en el cambio Climatico.
Eh 1985, los científicos encontraron un "hueco" en la capa de ozono como consecuencia de los gases CFC.
En 1985, el mundo enfrentaba una gran crisis ambiental.
Después
de años de estudios, los científicos alertaron de que la capa de ozono
—la zona de la estratosfera que absorbe entre el 97 y el 99% de la
radiación ultravioleta de alta frecuencia— estaba "adelgazando" y corría
el peligro de desaparecer.
La respuesta fue de alarma mundial, pero también de una serie de acciones sin precedentes en la historia.
Gobiernos, científicos, líderes mundiales y compañías trabajaron en un acuerdo común para prohibir los clorofluorocarbonos (CFC),
las sustancias químicas que estaban debilitando ese manto que se
extiende de los 15 km a los 50 km de altitud y reúne el 90 % del ozono
presente en la atmósfera.
Ese convenio tiene un nombre, Protocolo de Montreal, y es considerado un hito histórico.
Desde su entrada en vigor el 1 de enero de 1989, las emisiones de CFC han caído a niveles mínimos.
En
2018, la NASA dijo que la cantidad de químicos que destruyen la capa de
ozono estaban disminuyendo y que esta estaba camino a recuperarse.
¿Cómo fue posible semejante éxito?
Y lo más importante: ¿se puede lograr un acuerdo similar para frenar el cambio climático?
Fuente de la imagen, Getty Images - Un agujero en la capa de ozono suponía millones de casos de cáncer de piel.
"La
principal razón por la que el Protocolo de Montreal es considerado un
éxito es porque ha logrado reducir la emisión de los gases que en algún
momento conocimos como reductores de la capa de ozono", le explica a BBC
Mundo Carlos Méndez, vicepresidente en el Panel Intergubernamental de
Cambio Climático de la ONU (IPCC).
"Lo interesante es cómo cientos de naciones involucradas en el protocolo llegaron a hacer realmente efectiva la implementación de un acuerdo que le convenía a todo el mundo", recalca Méndez.
Sin embargo, el proceso para salvar la capa de ozono no fue un camino de rosas.
Desde
que los científicos descubrieran que los CFC agotaban a la capa de
ozono en 1974, hubo mucha reticencia por parte de los fabricantes y los
grupos de la industria química.
¿Qué podemos aprender de la historia del Protocolo de Montreal?
Evidencia científica.
En 1973, el químico mexicano Mario Molina se unió al grupo de trabajo del profesor Frank Sherwood Rowland en la Universidad de California en Irvine, Estados Unidos.
La
línea de investigación que Molina escogió fue el impacto de los CFC,
unos químicos que se estaban acumulando en la atmósfera, pero de los que
se creía no tenían efectos significativos sobre el medioambiente.
Al
principio, la indagación no parecía ser particularmente interesante.
Molina se centró en qué podría destruir los CFC de la atmósfera, pero
nada parecía afectarlos.
Hasta que se encontró con que los rayos ultravioletas provenientes del sol podían descomponer los CFC, liberando cloro ydesatando una reacción química que destruiría el ozono presente en la atmósfera.
De
debilitarse la capa de ozono, los rayos ultravioletas llegarían a la
superficie de la Tierra sin ningún tipo de filtro, multiplicando los casos de cáncer de piel, problemas oculares y daños irreversibles al medioambiente.
Fue entonces cuando Molina y Sherwood se dieron cuenta de la magnitud del problema.
¿Qué es la capa de ozono?
El
ozono (O3) una forma de oxígeno distinta del O2, el gas que constituye
el 21% de la atmósfera. Se forma al disociarse los dos átomos que
componen el gas oxígeno. Cada átomo liberado se une a otra molécula de
oxígeno gaseoso (O2), formando moléculas de ozono (O3).
La
capa de ozono es un escudo frágil de gas en la atmósfera superior,
donde el ozono se encuentra en sus concentraciones más altas.
Esta
capa absorbe la radiación ultravioleta del sol, evitando que la mayor
parte llegue al suelo. Este proceso es importante porque la exposición a
la radiación ultravioleta es un factor de riesgo principal para la
mayoría de los cánceres de piel.
Fuente de la imagen, Getty Images - Los CFC eran muy usados en sprays y como refrigerantes.
Molina y Sherwood publicaron sus hallazgos en la revista científica Nature en junio de 1974 y se apresuraron a compartirlos no solo con científicos sino también con políticos y medios de comunicación.
No
faltó quien cuestionase la ciencia y vaticinase una ruina económica.
Los CFC estaban por todas partes, tenían aplicaciones muy útiles en una
gran diversidad de objetos y procesos del día a día.
Populares por su baja toxicidad, practicidad y precio, los CFC podían encontrarse principalmente en la industria de la refrigeración, en neveras, sistemas de aireacondicionado, aerosoles y aislantes térmicos.
Su principal promotor, el químico Thomas Midgley, murió pensando que le había hecho un gran favor a la humanidad.
De
acuerdo con David Doniger, director estratégico del Programa de Energía
Limpia en el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales de EE.UU., la
forma en la que los fabricantes de CFC reaccionaron ante la noticia es
muy parecida a cómo la industria del petróleo y el carbón actúan hoy
frente a las medidas a tomar para frenar el cambio climático:
cuestionando la ciencia, atacando científicos, prediciendo debacles
económicas.
Pero para 1985 la evidencia de su efecto sobre la capa de ozono era suficiente para tomar cartas en el asunto.
A
los estudios de Molina y Sherwood se habían sumado los de Joseph
Farman, Brian Gardiner y Jonathan Shanklin, de la British Antarctic
Survey, quienes descubrieron que había un agujero en la capa de ozono en el polo sur.
Molina y Sherwood ganarían el Premio Nóbel de Química por sus descubrimientos relacionados con el tema en 1995.
Fuente de la imagen, Getty Images -Mario Molina brinda con su esposa Luisa en 1995 después de conocerse que ganó el Premio Nobel de Química.
Voluntad política...
"Cada
nueva información que aparece confirma que la capa de ozono está siendo
dañada por los CFC y otras sustancias químicas., y que si no logramos
pronto ralentizar y luego revertir ese proceso, nuestra salud y nuestra
forma de vida sufrirá".
La
primera ministra británica Margaret Thatcher abordó el tema con esas
palabras durante la Conferencia sobre la Capa de Ozono celebrada en
Londres en 1990, a poco más de un año de la entrada en vigor del
Protocolo de Montreal.
"El
Protocolo de Montreal fue un logro histórico", prosiguió. "Proporcionó
la primera evidencia real de que el mundo tenía la voluntad de cooperar
para abordar los principales problemas ambientales. Y ese fue un gran
paso adelante internacional".
Fuente de la imagen, Getty Images - La
primera ministra británica Margaret Thatcher se refirió al Protocolo de
Montreal en 1990, a poco más de un año de su entrada en vigor, como "un
logro histórico".
Incluso
el entonces presidente de EE.UU., Ronald Reagan, cuya administración no
mostraba interés en temas ambientales, terminó aceptando la evidencia
científica.
Los
países comenzaron gradualmente a eliminar los CFC y sustituyéndolos con
otros productos químicos menos dañinos para la capa de ozono.
No existía una solución sencilla y rápida.
Al
hecho de que los países fueron anexándose paulatinamente al protocolo,
se le sumó que algunas de las sustancias con las que se estaban
sustituyendo los CFC, los hidrofluorocarbonos (HFC),eran efectivamente menos nocivas para la capa de ozono pero tenían efecto invernadero.
Los
gases de efecto invernadero son aquellos gases que se acumulan en la
atmósfera de la Tierra y que absorben la energía infrarroja del Sol.
Esto crea el denominado efecto invernadero, que contribuye al aumento de
temperatura global del planeta.
En 1988 las emisiones totales de sustancias que agotaban la capa de ozono habían alcanzado su mayor pico: 1,46 millones de toneladas.
Para el año siguiente, las emisiones totales habían caído a 1,41 millones de toneladas. Y para el 2000 ya estaban en 260.000.
Los
expertos estiman que para 2030 la capa de ozono se habrá recuperado en
las latitudes medias, seguido por el hemisferio sur en la década de 2050
y en las regiones polares para el 2060.
"El
Protocolo de Montreal es uno de los acuerdos multilaterales más
exitosos de la historia por una razón: su cuidadosa combinación entre
ciencia y acción colaborativa establecida para sanar nuestra capa de
ozono", llegó a decir Erik Solheim, director ejecutivo del Programa de
la ONU para el Medio Ambiente, en 2018.
… y acción
El Protocolo de Montreal demostró que las naciones podían unirse en un objetivo común para beneficio de todos.
Entonces ¿por qué está costando tanto llegar a un acuerdo similar para frenar el cambio climático?
El
planeta no ha logrado reducir las emisiones de CO2 pese a acuerdos
internacionales como el Protocolo de Kioto, cuyo objetivo era reducir
las emisiones de seis gases de efecto invernadero, fue firmado en 1997 y
entró en vigencia en 2005.
De hecho, unos documentos filtrados la semana pasada y a los que tuvo acceso la BBC muestran el fuerte lobby de
algunos países para cambiar un informe científico clave sobre cómo
abordar el cambio climático antes de la 26ª Conferencia de las Naciones
Unidas sobre Cambio Climático (COP26), que se celebrará en el 2021 del 1
al 12 de noviembre en la ciudad de Glasgow, Escocia.
La filtración reveló que Arabia Saudita, Japón, Australia, Argentina y Brasil
se encuentran entre los países que pidieron a la ONU que minimice en el
informe la necesidad de dejar de usar rápidamente los combustibles
fósiles.
En
la cumbre se les pedirá a los países que asuman compromisos
significativos para frenar el cambio climático y mantener el
calentamiento global en 1,5 grados.
Fuente de la imagen, Getty Images - Los
expertos alegan por una economía libre de la quema de combustibles
fósiles, algo que muchos países se muestran reacios a hacer.
Para
Méndez, hay una cuestión clave para entender por qué se nos ha hecho
tan difícil llegar a un acuerdo: la economía y forma de vida actual del
planeta se deriva en gran parte de la quema de combustibles fósiles.
"Vemos
que, en el caso del cambio climático, esos gases (de efecto
invernadero) están involucrados en una serie de procesos que definen el
modo de vida actual alrededor del planeta", dice Méndez.
"Eso aumenta enormemente la complejidad, sobre todo las implicaciones económicas", resalta Méndez.
En
ese sentido, el Protocolo de Montreal lo tuvo mucho más fácil. Los CFC
eran producidos por empresas químicas muy específicas que llegaron a
acuerdos de sustitución con los gobiernos.
Fuente de la imagen, Getty Images - La
activista contra el cambio climático Greta Thunberg acusó a los líderes
mundiales de ofrecer promesas vacías que no llevaban a ninguna
solución.
Para reducir las emisiones de CO2 tiene que haber cooperación "en todos los niveles" que involucre no solo a gobiernos, líderes mundiales y empresas, sino también a ciudadanos, destaca Méndez.
Los
individuos juegan también un rol importante en la lucha contra el
cambio climático (por ejemplo, en el uso de transporte público en lugar
de carro particular, o en la disminución del consumo de carne).
Sin embargo, advierte Méndez, la participación de los ciudadanos tiene que ser "coherente con las políticas de los gobiernos".
"Hace
falta una organización social importante; que yo, como ciudadano, me
ponga de acuerdo con mi vecino, con mi comunidad y a partir de ahí con
mis autoridades. Y luego pasar a la organización regional, nacional y
global", dice Méndez.
"Si no existe esa coherencia, cualquier esfuerzo en cualquier nivel será en vano".
El cambio es posible, pero tomará tiempo (y tendrá costos)
Otra lección que podemos aprender del Protocolo de Montreal es que los resultados de nuestras acciones toman tiempo.
Los
expertos consultados por BBC Mundo aseguran que sí es posible reducir
las emisiones de gases de efecto invernadero, con resultados muy
positivos para el planeta.
Pero las decisiones que tomemos hoy no tendrán efecto mañana mismo, aclaran.
El
presidente Donald Trump llegó a retirar a EE.UU. del Acuerdo de París.
La polémica medida fue revertida por su sucesor Joe Biden.
Doniger
explica que tiene que haber un período de transición para pasar de la
quema de combustibles fósiles a una economía más verde, similar a la que
hubo de los CFC a los químicos que los reemplazaron.
"No podemos prohibir de la noche a la mañana. Debemos hacer una transición", dice.
"Será más complicado regular los combustibles fósiles, pero la dinámica es la misma".
En
ese proceso de transición es posible que no haya un único consenso,
incluso entre científicos. Aunque muchos concuerdan en que es crucial
tomar acciones lo más pronto posible.
"La
ciencia no es infalible. Es un cuerpo de conocimiento que va avanzando,
evolucionando y también, de alguna manera, perfeccionando", dice
Méndez.
En ese periodo transicional, subraya el experto, habrá que ver qué es lo que puede aportar cada país.
"Los
países desarrollados son los que más (gases de efecto invernadero)
emiten, pero están más preparados para combatir el cambio climático que
los países en desarrollo".
Fuente de la imagen, Getty Images -Los
individuos también tienen responsabilidades en la lucha contra el
cambio climático, pero estas deben ser coherentes con las políticas de
los líderes mundiales y gobernantes.
"Tiene
que haber una transferencia de tecnología de los países desarrollados a
los más pobres para que juntos luchemos contra el cambio climático.
Pero para eso tendremos que asumir costos".
"Eso
es quizás lo más importante que hemos aprendido de Montreal. Las
naciones tuvieron una voluntad política para asumir los costos y
prohibir los CFC. Es la clase de voluntad que necesitamos para el cambio
climático".