De la noche a la mañana, el periódico británico The Guardian y el estadounidense The Washington Post
publicaron sorprendentes afirmaciones sobre el alcance de la vigilancia
de las comunicaciones en la web por parte del gobierno de Estados
Unidos.
Los diarios sostienen que, bajo un programa
llamado PRiSM (siglas en inglés de Métodos Sustentables de Integración
de Proyectos), las agencias de inteligencia tienen acceso directo a los
servidores de las firmas más grandes de la web, incluidas Google,
Microsoft, Facebook, Yahoo, Skype y Apple.
Facebook, por ejemplo, dice que no brinda acceso
a ninguna organización gubernamental y que cualquier solicitud de
información por parte de organismos de cumplimiento de la ley son
tratados sobe una base individual de acuerdo a la ley.
Pero, a diferencia de la historia del jueves
sobre la vigilancia general de los clientes estadounidenses de la
telefónica Verizon, estas últimas revelaciones plantearán problemas
fuera de EE.UU.
Cuestión de ciudadanía
James Clapper, director de Inteligencia
Nacional, ha tratado de tranquilizar a la población al decir que la
operación de monitoreo de internet sólo está dirigida a "personas no
estadounidenses".
No hay mucho de qué preocuparse entonces, a menos que uno sea ciudadano de cualquier otro país.
Y en ese caso, sólo importa si uno hace uso de
los servicios de Microsoft, Yahoo, Google, Facebook, AOL, Skype, YouTube
o Apple. Lo cual implica prácticamente a todos los que tienen una
presencia en línea.
Lo que esto pone de relieve es el modo en que
ahora encomendamos nuestros datos y nuestra privacidad casi enteramente a
compañías estadounidenses, almacenándolas en sus "nubes", que son
inmensos centros de información localizados en EE.UU.
Skype, que fue fundado en Europa, actualmente es propiedad de Microsoft.
Puede que sean rigurosos en su control de esos
datos y nuestros derechos de privacidad, o puede que se sientan
obligados a cooperar con las exigencias de su gobierno de darle mayor
acceso. Es difícil saber la verdad.
Desde Oriente o desde Occidente
"La idea nos puede parecer detestable, pero probablemente esperemos que nuestros servicios de seguridad escuchen y pisoteen nuestras libertades civiles."
Robert Peston, editor financiero, BBC
Y no es sólo EE.UU. el que ahora juega un papel crucial en la supervisión de nuestras actividades comunicacionales.
El jueves, el Comité de Inteligencia y Seguridad
del parlamento británico manifestó su preocupación sobre del papel
clave de Huawei -el fabricante de equipamiento de redes y equipos de
telecomunicaciones de China- en la infraestructura británica de
telecomunicaciones.
Así que nuestros datos quedan en manos
estadounidenses, mientras que los chinos controlan el equipo usado para
conectar nuestras llamadas de teléfonos celulares y banda ancha.
Uno puede o no sentirse feliz con eso. Mi punto
de vista es que la vida es demasiado corta para preocuparse si el FBI
está leyendo mis correos electrónicos o escaneando mis actualizaciones
en Facebook, o si el Ejército Rojo de China está escuchando mis llamadas
telefónicas.
Pero la mayoría de la gente estará de acuerdo en
que la privacidad y la seguridad de nuestra información debería ser
nuestra elección personal, sobre la cual tenemos por lo menos un grado
de control.
Da la impresión de que hemos dejado ese control a
empresas de EE.UU. y China y, a menos que uno quiera retirarse del
mundo digital, es muy poco lo que se puede hacer al respecto.